miércoles, 30 de junio de 2010

El 13 DE MARZO DE 1966 Fidel Castro frente a los estudiantes reunidos en la Escalinata de la UNIVERSIDAD DE LA HABANA y sintiendo que sería joven eternamente, lanza una crítica a Mao Tse Tung y hace votos para que la revolución cubana no fuera nunca una monarquía vitalicia,una dictadura, ni llegara a estar dirigida por viejos "chochos" e incapacitados. También critica la omnipresencia del Lider, como si después -y durante 50 años- no hubiésemos hecho otra cosa que ver su rostro a cada hora, a cada minuto...
El fragmento es largo, pero es una delicia rescatar estas traiciones de signo mayúsculo que, leídas a posteriori, revelan las argucias con la que el Poder nos ha manipulado:

"Y desde luego, esta historia de revolucionarios que, a pesar de haber hecho cosas buenas en su vida, hacen después grandes barbaridades al final de su vida, no es nueva. Y las cosas que los hombres cuando degeneran son capaces de hacer las hemos visto dolorosamente en días pasados. Y son en parte consecuencias de haber confundido el marxismo leninismo con el fascismo, con el absolutismo; son las consecuencias de haber introducido en las revoluciones socialistas contemporáneas el estilo de las monarquías absolutas.
Esta revolución es afortunadamente una revolución de hombres jóvenes. Y hacemos votos porque sea siempre una revolución de hombres jóvenes; hacemos votos para que todos los revolucionarios, en la medida que nos vayamos poniendo biológicamente viejos, seamos capaces de comprender que nos estamos volviendo biológica y lamentablemente viejos; hacemos votos para que jamás esos métodos de monarquías absolutas se implanten en nuestro país y que se demuestre con los hechos esa verdad marxista de que no son los hombres, sino los pueblos, los que escriben la historia
Quienes se creen insustituibles para sus pueblos piensan con la misma mentalidad de esos que creen que asesinando a los dirigentes de la Revolución asesinarán la Revolución. El día en que cualquiera de nosotros se creyera indispensable, estaría pensando igual que esos terroristas; dejaríamos de ser marxista-leninistas(...) ¿Y para qué sirve un partido donde todo gira alrededor de un hombre? ¿Para qué sirve un partido si se endiosa a un hombre? (...)
Porque el dirigente revolucionario es necesario como instrumento del pueblo, es necesario como instrumento de la Revolución. Mas la relación entre pueblo y dirigente no puede ser un acto reflejo, no puede ser la resultante de un reflejo condicionado, sino un problema de conciencia, un problema de ideas. No es necesario estar viendo una estatua en cada esquina, ni el nombre del dirigente en cada pueblo, por todas partes, ¡no!; porque eso revelaría desconfianza de los dirigentes en el pueblo, eso revelaría un concepto muy pobre del pueblo y de las masas que, incapaces de creer por un problema de conciencia, o de tener confianza por un problema de conciencia, fabricara artificialmente la conciencia, o la confianza, por medio de actos reflejos.(...)
Y volviendo, para finalizar esta parte, a la idea que expresara, a los votos que hacía porque todos nosotros los hombres de esta Revolución, cuando por una ley biológica vayamos siendo incapaces de dirigir este país, sepamos dejar nuestro sitio a otros hombres capaces de hacerlo mejor. Preferible es organizar un Consejo de Ancianos donde a los ancianos se les escuche por sus experiencias adquiridas, se les oiga, pero de ninguna manera permitir que lleven adelante sus caprichos cuando la chochería se haya apoderado de ellos".
En el discurso de graduación del primer curso emergente de formación de maestros primarios, el 15 de marzo del 2001, Fidel evoca una conversación en torno a una "lavadora", sostenida con una maestra de primaria de las 'antiguas', de las de la generación de mis padres. Conocer la PRECARIEDAD de los trabajadores no lo exime de culpas, por el contrario, intensifica su incapacidad para la gestión del país. Este fragmento podría llamarse: "Heroínas sin lavadoras o como la ropa sucia se lava en casa":

"Se me ocurrió acercarme a aquella maestra y preguntarle: ¿Tú tienes lavadora en tu casa? Y me dijo: "No tengo lavadora." En realidad muchos saben que las lavadoras que quedaban eran aquellas de hace más de 10 años, que venían de la URSS, cuando existía la URSS, y después no llegaron ni lavadoras, ni piezas, ni teníamos con qué comprarlas, y la posibilidad de adquirir alguna era de aquellas personas que, por alguna razón o por otra, podían tener acceso, por su trabajo o como estímulo, a las divisas o al peso convertible, o la posibilidad de recibir una remesa del exterior. No entraban lavadoras, ni había con qué comprarlas, ni con qué comprar piezas, y no había ni piezas, porque los que las trajeron al mundo, al derrumbarse su sistema, dejaron, incluso, de producir piezas. Les cito esto como un ejemplo que multiplicaba nuestra admiración por aquellos maestros, y, en este caso, por aquella licenciada, porque muchos de nuestros maestros se hicieron licenciados en virtud del programa que les mencionaba antes. Es por eso que siempre califico a esos maestros de héroes y heroínas."
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